-Y es que ya no quedan remedios para un corazón roto. Dicen
que el dolor es inminente, que no quedan caminos para volver atrás, porque
todos han sido destruidos. Dicen que no hay manera de reconstruir, de encontrar
lo perdido, lo dejado en el olvido. También dicen que las heridas de guerra nos
recuerdan lo valiente y capaces de amar que alguna vez fuimos, o lo que el
destino quiso que fuéramos.
Pero yo digo que su sonrisa sigue siendo la droga para
olvidar. Porque todo cambia su curso, es un mundo paralelo, donde no hay lugar
para el miedo ni el dolor.
Semejante droga debería ser ilegal, porque me miente, y me
secuestra. A veces me gustaría volver a donde estaba, pero siempre prefiero
estar donde su compañía nunca me abandone, aún sabiendo que todo es una falsa
realidad.
Prefiero quedarme aquí, total, allá dicen que no quedan remedios
para un corazón como el mío.-